por Julio Alonso | Jun 8, 2014 | Evolución Digital, Internet, Internet y la Ley, Móviles, Medios, Publicidad online, Tecnología y Sociedad
Como era de esperar, en cuanto ha apretado un poco el ritmo de trabajo, he tenido algún viaje y reuniones más o menos intensas, la regularidad de este post se ha venido abajo. Y para colmo estas semanas han venido muy movidas y con muchas cosas interesantes que han pasado, así que la lista va a ser bastante más larga de lo que debería ser habitual. Son seis semanas de enlaces y va a costar un día entero leérselo todo, pero prometo que es sólo una selección. Por otra parte he descubierto que con Storify se puede hacer este post mucho más rápido y mejor. ¿Por qué no me había avisado nadie?
por Julio Alonso | May 17, 2014 | Internet, Internet y la Ley
Ayer escribí para eldiario.es un artículo sobre este tema titulado: Trileros, tecnologías, críticas y bocazas. La tesis que defiendo es que se está aprovechando un suceso que nada tiene que ver con internet para intentar controlar un medio que está resultando el principal soporte a los poderes establecidos. Y esto lo está haciendo el gobierno y también un buen sector de la prensa tradicional, por motivos muy concretos.
Mi socio Antonio Ortiz comenta el asunto en error500: Límites a la libertad de expresión e Internet. En él, aunque admite estar de acuerdo conmigo en muchos de los puntos, mantiene que deben existir límites a la libertad de expresión en internet, aunque no se pronuncia sobre cuales deben ser. También afirma que blogs y twitter no son como la barra de un bar.
Empecemos por la libertad de expresión. Claro que hay límites a ella en internet y fuera. Esos límites tienen que ver con su convivencia con otros derechos. Lo que sucede es que la libertad de expresión está entre los derechos de mayor relevancia y protección. Por lo tanto, debe prevalecer en la inmensa mayoría de los casos. A lo que yo me opongo enérgicamente es a una regulación específica para internet.
En cuanto al argumento del bar, efectivamente, en internet se difuminan las barreras entre la comunicación y la publicación. La comunicación la podía hacer todo el mundo y, normalmente, alcanzaba a pocas personas. La publicación solo la podían ejercer unos pocos (ergo controlables) y garantizaba una llegada mucho más amplia. En internet toda comunicación es publicación. Hay herramientas de publicación voluntariamente controlada, whatsapp, por ejemplo, pero lo normal es que sea publicación abierta. Esto supone que mucha más gente publique. Hace tiempo alguien me comentaba lo mal que se escribía ahora. Y yo le repliqué que se escribe mucho más y que, como dice Antonio, escribe mucha más gente. Y eso incluye a mucha gente que antes no se expresaba habitualmente por escrito. Es normal que la calidad media se resienta, pero creo que se gana mucho más de lo que se pierde. También es verdad que buena parte de los que escriben en internet no son conscientes de estar publicando. Sí lo somos los que tenemos cierta relevancia pública o los que nos dedicamos profesionalmente a ello. No lo es el chaval que usa twitter para comunicarse con 5 amigos y luego le siguen 20 bots y 30 cuentas falsas más. Y es mucho más consciente de publicar alguien que usa un blog que alguien que usa twitter o facebook que están conceptualizadas generalmente como herramientas de comunicación, no como herramientas de publicación.
En cualquier caso, ¿un blog o twitter son un bar? No. Igual que un bar no es una plaza, ni un estadio. A dónde voy es, de nuevo, a que no hay que hacer una regulación específica para internet. Como apunta Gonzalo Martín en un comentario al post de Antonio, sí se puede y se tiene ya en cuenta en la legislación el nivel de difusión que tenga un acto. De nuevo, en internet o en otro sitio. De hecho, es mucho más grave lo que se dice a diario en ciertas tertulias televisivas y radiofónicas y tiene en la mayoría de los casos mayor alcance, que lo que diga un chaval en su twitter.
Por último, Juan García introduce en otro comentario al post de Antonio el argumento de que no debemos admitir como adecuado que se digan ese tipo de cosas. No es correcto, ético o deseable, dice. Por supuesto. Pero es que no todos los comportamientos que socialmente nos parezcan indeseables han de ser fiscalizados por la ley. Primero porque a menudo no hay unanimidad sobre lo que es indeseable o no. La gente tiene valores y niveles de tolerancia muy heterogéneos. Por otra, porque ya existen mecanismos sociales que permiten hacer un reproche a ese individuo sin que tenga que intervenir la justicia. Por irme a un caso muy claro. A mediados del siglo pasado (y seguramente que hace menos también) en muchos pueblos pequeños estaba mal visto que una chica soltera tuviera un hijo. Y no estaba penado ni era delito. Sin embargo, se ejercía una presión social muy fuerte en ese entorno que hacía de hecho la vida imposible a quién infringía esa norma social. En internet también hay mecanismos parecidos. Bloqueos en twitter, borrado de comentarios, críticas abiertas y también publicadas…
Termino. Recordemos el principio de intervención mínima que debe regir el derecho penal. Sólo deben ser delitos los supuestos más graves y claros. Se debe legislar para los casos generales y no con casos particulares en mente. Se regula en general y para todos los supuestos, no para internet. Y, por último, hay que ser más tolerante y aprender a vivir con muchas cosas que a nosotros particularmente no nos gustan o hasta nos hieren.
A continuación, el texto completo de mi artículo en el diario.es:
Hay grandes maestros de la distracción. Gente que, cual trileros, consiguen que mires donde ellos quieren y no donde tú pretendías hacerlo. El mérito no está tanto en conseguir cambiar de dirección tu mirada, sino en el que tú no te des cuenta de que estás siendo manipulado. Entre nuestra clase política y parte de los medios tradicionales parecen abundar y tener un talento especial. El caso de la inexistente relación causal entre el reciente asesinato de una política del PP y las redes sociales es un ejemplo de libro.
Según todos los indicios, se trata de un crimen entre personas del mismo partido, por asuntos no ideológicos y que nada tienen que ver con internet o con las redes sociales. En Twitter se ha hablado mucho de ello. También en Facebook. También por WhatsApp o por email. Y también en persona en casa, en el trabajo y en el bar. Creo que hasta incluso por teléfono y por teléfono móvil. La gente habla de temas que le llama la atención independientemente de la tecnología que usen para ello.
Y entre los que hablan de prácticamente cualquier tema, hay gente que dice cosas sensatas con las que estamos de acuerdo y hay gente que dice cosas que también parecen sensatas, pero con las que no estamos de acuerdo. También hay gente que dice cosas insensatas y sin sentido, y luego están los que insultan, gritan y sacan el pie del tiesto. En Twitter, en el bar y por telegrama. La tecnología para esto es irrelevante.
Pero a raíz de algunos de estos comentarios, que son claramente minoritarios, buena parte de la prensa tradicional y el Gobierno con el ministro del Interior al frente se han levantado en armas pidiendo que se regulen las redes. Porque esto no es tolerable ni se puede consentir. Aquí aparece el trilero.Ya no hablamos de quién es el asesino ni de qué motivos le movían. Ni hablamos de qué pasaba en León o en el PP para que se acabe matando a alguien. Hablamos de que alguien en Twitter ha insultado o ha dicho barbaridades.
Creo que se ha dicho hasta la saciedad que las leyes ordinarias también aplican a internet. Aquella declaración de independencia de internet que escribió en 1996 John Perry Barlow no ha tenido efectos prácticos. Algo que sea delito en un bar lo es también en Twitter. Algo que no lo sea en un bar, tampoco debe serlo en Twitter. Internet no puede ser un territorio sin ley, pero tampoco puede estar sometido a un estado de excepción, a un régimen de libertades recortadas.
¿Que hay gente que dice barbaridades, incluso sobre nosotros? ¡Bienvenido al mundo real! Eso pasa en todos los ámbitos, todos los días. Y la mayor parte de esos casos no son delitos. Ni en internet ni fuera. Ante ellos, lo que hacemos es intentar aislarnos del sujeto que los lanza. Si alguien se dedica a insultarnos por la calle, pasamos por otro lado, intentamos evitarlo. En internet esto es todavía más fácil de hacer. En Twitter, que es un medio deliciosamente asimétrico, basta con bloquear a dicho individuo. Por arte de magia no volvemos a oír a ese sujeto. Seguirá diciendo lo que quiera decir, pero al igual que si lo dice en un bar al que no vamos, no nos enteramos.
La demonización de internet desde los medios tradicionales es un fenómeno que viene de antaño. En parte su causa es un profundo desconocimiento sobre su funcionamiento real. En parte es miedo a lo desconocido. También desconfianza hacia personas que se mueven en un entorno diferente al mío. Y, por último, interés directo en perjudicar a algo que se ve como el enemigo, como los que nos han quitado los lectores y los ingresos publicitarios. Hace cosas maravillosas, pero, es una bruja, es una bruja, ¡quemémosla!
La persecución de internet desde los poderes públicos es todavía más seria. Demuestra muy poco talante democrático. Poca tolerancia con las críticas o las opiniones contrarias o simplemente distintas. La definición por antonomasia de la libertad de expresión es la frase, erróneamente atribuida a Voltaire, que dice: “No estoy de acuerdo con lo que opinas, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a expresarlo”. ¡Qué lejos están muchos de ello! De hecho, están mucho más cerca de los planteamientos de Erdogan en Turquía cerrando el acceso a Twitter o de regímenes mucho menos democráticos.
Pero no es sólo eso. Esta polémica artificial es la excusa perfecta para conseguir otro objetivo. De nuevo el trilero. Internet es un entorno en el que no controlan la opinión. Hay una buena parte de la prensa tradicional que jalea al gobierno en este asunto. Hay otra parte de la prensa tradicional que hasta hace poco era algo más independiente y algo más crítica, pero todo eso ha sido resuelto rápidamente consiguiendo el cese de tres directores de periódico. Ahora hay que meter en cintura a la crítica desde internet. Y lo harán criminalizándola. Igual que pretenden criminalizar la protesta en la calle con la ley de seguridad ciudadana. Porque da igual donde sea, lo relevante es que se protesta y se critica. Y eso no puede ser. Que haya unos bocazas insultando en Twitter es la excusa perfecta.
por Julio Alonso | Feb 14, 2014 | Internet

La noticia del día en Internet ha sido la compra por parte del grupo Noruego Schibsted, propietario de Anuntis-Segunda Mano y de 20Minutos, del portal de clasificados Milanuncios.com. La compra se ha acordado por un precio de 50M en metálico y el 10% de las acciones de la sociedad de Schibsted que agrupa sus sitios de clasificados en España (Anuntis, Segundamano, Coches.net, Infojobs), que se valora en torno a otros 50M. Hasta aquí la noticia. Ahora vienen las observaciones.
- Como bien apunta R.J.Lapetra, Schibsted está intentando que quede la idea de que la compra ha sido por 50M cuando en realidad el valor total es casi el doble.
- Varios artículos y tweets hablan de pelotazo por el importe de la compra y por lo inesperado. Creo que teniendo en cuenta que su fundador lleva 8 años trabajando en el proyecto y sin financiación externa (como me gustan estos casos), estamos bastante lejos del pelotazo entendido como éxito fácil y rápido de alguien que vende algo muy caro que en realidad no lo vale.
- También se habla por todos sitios de 17M o 20M de usuarios únicos. Reconociéndole el mérito, especialmente de haber sobrepasado a su competidor directo Segundamano en tráfico, cuidado con qué datos usamos y cómo los comparamos. Son 22M en enero según datos de OJD, que usa medición censal, esto es, más bien 22M de navegadores únicos que de usuarios únicos. En esa misma media, con datos de Google Analytics, Weblogs estaría en 34M de
usuarios navegadores únicos. Con datos de comScore para España, que son los que tienen sentido para hablar de usuarios únicos, están en 5.5M en diciembre (todavía no hay datos de enero), lo que los coloca como el número 19 en el ranking de tráfico por grupos en España. Como es lógico por su tipo de actividad, tienen escaso tráfico fuera de España (suben sólo a 6M totales).

- ¿Por qué compra Schibsted? Posiblemente porque como titula Hemerotek, si no puedes con él, compralo. Milanuncios había superado a Segundamano y, además, en los últimos años había profesionalizado su gestión. Parece que su generación de ingresos no era muy alta, habiendo vivido sólo de Google Adsense hasta hace poco. Pero sin duda sí que estaba amenazando los ingresos de las webs de Schibsted, mucho más optimizadas. Y, desde mi punto de vista lo más importante. Un competidor tan grande e independiente dejaba un flanco abierto en el mercado de clasificados español. Un flanco que podía ser aprovechado por algún competidor internacional para entrar a competir directamente con Schibsted en un mercado que ahora tiene muy controlado. Clara jugada defensiva.

- Se trata de una operación importante. José Antonio del Moral la coloca como la número 12 de su ranking. Yo el ranking lo ordenaría de otra forma. En vez de por importes pagados en metálico, por valoraciones de compañía completa. A mí me sale la 9 operación más importante por casi 100M, pisando los talones a la venta de Olé a Terra en la internet del siglo pasado.

- Creo que, en definitiva, es una operación buena para el internet español. Demuestra también que se pueden sacar adelante proyectos que luego tengan valoraciones significativas. Demuestra que nuestro mercado es interesante para grandes grupos internacionales con pretensión de liderar el mercado a nivel internacional. Pena que de esos no haya ninguno español.
Actualización 14 febrero – 13h Miami:. Dos datos interesantes que añadir a este debate. El primero que la facturación de Milanuncios en 2012, según datos del Registro Mercantil que cuenta Luis Palacios en Digimedios, fue de 880.000 euros. Mientras que la de Anuntis-Segundamano para el mismo año fue de unos 67 millones. Imagino que la facturación de Milanuncios en 2013 habrá sido muy superior. El segundo, este gráfico, que ha enlazado Jorge Moliné en Twitter, que compara la evolución de las búsquedas en Google de los términos segundamano y milanuncios. Así se crea una marca digital.

por Julio Alonso | Jul 10, 2013 | Herramientas, Internet

Como a tantos otros, me ha escandalizado el asunto de las escuchas de la NSA que ha destapado Edward Snowden. Aunque varias de las compañías citadas han negado cualquier puerta trasera, de hecho el mismo Vinton Cerf lo nego conmigo delante en el evento de BigTent de Madrid hace unos días, uno no se queda tranquilo del todo. Pensar que no tienes nada que ocultar no es una respuesta suficiente. No sabes por adelatado si tendrás algo que ocultar en el futuro ni, mucho más importante, quién puede querer tener acceso a esa información y con qué fines.
Yo llevo usando Gmail como cuenta de correo principal practicamente desde que apareció, desde abril de 2004. Son casi 10 años de historia personal y profesional. Y me preocupa que esté segura de cualquier intromisión. Estas son las cosas que uso para aumentar su nivel de seguridad:
1. Conexión HTTPS. Si recuerdo bien Gmail la usa por defecto y encripta sus comunicaciones de servidor a servidor siempre que el correo tenga origen y destino en gmail. Si va a cuentas externas, si el proveedor de correo no implemente HTTPS por defecto no irá encriptado. Recordar que el correo se trasmite como archivos planos de texto. Cualquiera que tenga acceso a un servidor de correo por el que pasa puede leer cualquier email tuyo. Es como si fuera una postal.
2. Contraseña de doble verificación. Gmail lo ofrece como opción hace tiempo. Supone que cada vez que intentes acceder a tu cuenta desde un nuevo dispositivo, además de introducir tu clave, tienes que introducir un código nuevo cada vez, que Google te envía por sms o en una llamada automatizada de voz (la opción que uso para evitar retrasos de sms). Un poco engorroso al principio, pero para acceder alguien tiene que averiguar tu contraseña y, además, tener acceso a tu teléfono móvil.
3. Encriptación PGP. PGP es el sistema de encriptación más robusto conocido. Se basa en una clave pública que se usa para encriptar mensajes y una privada que se usa para desencriptarlos. La pública se la das a todo el mundo. La privada la usas tú para ver los mensajes. Mailvelope es un plugin para Chrome y Firefox que te permite usar PGP con razonable usabilidad en Gmail y otros sistemas de webmail. No es práctico para usarlo con todos tus emails porque requiere que el receptor antes te haya mandado su clave pública, pero sí puedes usarlo para aquellas comunicaciones que consideres más sensibles. Si la clave de desencriptación de mensajes sólo la tienes en tu cabeza y no se la das a nadie, este es el nivel de seguridad informática más alto que existe hoy en día.
Esta es mi clave pública. Tened cuidado que es muy fácil publicar sin querer la clave privada (yo lo acabo de hacer) y entonces tienes que tirar el conjunto entero y empezar de cero:
——-BEGIN PGP PUBLIC KEY BLOCK——-
Version: OpenPGP.js v.1.20130627
Comment: http://openpgpjs.org
xo0EUd0/TQED/3z/dgmSAEiUr81GyE54sqm9m56/LEB/AbFpva2+yMP2WiK9
wpMz3t4×9JwQ/2PTm8DK4aBj5YX/f5XT/fzHAaX+WN3k0nXlwgTAwEXtdtpk
DbJgw6NCv30xmrjn2++XTovvDwJKRcmlRBRrvUwnYdols7EswxSsV5aT4Y7K
eECPABEBAAHNIEp1bGlvIEFsb25zbyA8amFsb25zb0BnbWFpbC5jb20+wpwE
EAEIABAFAlHdP04JEDOM9xeL9toJAABgyAP/RxYF0CNXBGn3mXKLpUf1NKdT
bXHL4uNnw5yt3Ycj/h5BXHjuO0mO0rcTfBLtuN4hNPfEwuuEypb0MGRo9ryx
vyMZwiV3RGBUJPB+gL5C7GOTdaH/SyaaG2nO9eqQGoEX0Eu++CrIJbdc5Pid
JR+Hn1fKz+UN7mAzCkN6uMr90io=
=lRBU
——-END PGP PUBLIC KEY BLOCK——-
Como decía alguien, que yo sea paranoico no quiere decir que no me estén persiguiendo.
por Julio Alonso | Ene 20, 2012 | Evolución Digital, Internet, Internet y la Ley, Medios

Esta mañana Rosa Jiménez Cano me ha pedido una breve columna sobre el caso Megaupload que ha publicado El País en su sección de tecnología. Lo cierto es que se me hace raro escribir con una longitud predefinida, pero creo que el artículo resume bien mi posición sobre esto. Si se demuestra ante un juez que ha habido lucro ilegítimo aprovechando sin autorización obras de terceros me parece bien que respondan de ello. Ahora, me preocupa la repercusión sobre clientes y sus materiales lícitos y dudo de la eficacia de la medida para cambiar los hábitos de consumo de contenidos online de los usuarios.
También publica El País columnas interesantes de Enrique Dans, Paloma Llaneza. Por otra parte recomendaría leer el post de Carlos Sánchez Almeida en Jaque Perpetuo de El Mundo, que también aparece citado en el Wall Street Journal y la opinión de Javier de la Cueva, recogida en un artículo de El Economista. Otro punto de vista, el de Juan Varela y, por último, el post de Delia Rodríguez cargadito de enlaces para entender el tema.
por Julio Alonso | Dic 2, 2011 | Evolución Digital, Internet, Internet y la Ley
Hace exactamente dos años tuvimos conocimiento del anteproyecto de Ley Sinde. Gran parte de la ciudadanía señaló de inmediato su rechazo en las redes a través del #manifiesto por los derechos fundamentales en Internet. En estos 24 meses el debate social sobre esta iniciativa ha sido intenso y ha aglutinado a ciudadanos y organizaciones preocupados por la merma de derechos y libertades. Ahora, pocos días después de haber sido deslegitimado por las urnas, un gobierno moribundo pretende aprobar el reglamento que desarrolla esta ley en abierta connivencia con el gobierno entrante.
La Ley Sinde tendrá numerosos efectos indeseados: al introducir una fuerte inseguridad jurídica en la regulación de Internet, se dificulta gravemente la actividad de los emprendedores tecnológicos que el Partido Popular pretende que contribuyan a reactivar la economía. La redacción de la Ley Sinde señala claramente que se aplica a todos los servicios de la sociedad de la información; no deben confundirnos los mensajes que afirman que su única razón es la de cerrar webs de descargas. Nada es peor para el crecimiento de un mercado que la inseguridad de no saber si al día siguiente un negocio puede ser cerrado por la aplicación arbitraria de una norma en manos del gobierno de turno.
El panorama de la propiedad intelectual en nuestro país es atroz: la Embajada de los Estados Unidos ha impuesto la aprobación de la Ley Sinde, el canon digital a empresas y administraciones fue declarado ilegal por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea pero tras año y medio se sigue pagando, los antiguos dirigentes de la SGAE – siempre defendida por el Ministerio de Cultura – se hallan imputados en la Audiencia Nacional por el saqueo generalizado del dinero de los autores. Este panorama cuadra con el general: una corrupción política extendida y no censurada en las urnas, unida a la subordinación de la democracia a los intereses de unos pocos con nombres y apellidos a los que sin embargo se les llama “mercados”.
Sólo con inteligencia, diálogo y trabajo se pueden resolver los actuales retos de la propiedad intelectual y comenzar a construir una salida a la preocupante situación económica actual. Como el Tribunal Europeo de Justicia, entendemos que la tensión entre la propiedad intelectual y la libertad de empresa, el derecho a la privacidad y el derecho a recibir o emitir información ha de resolverse en favor de estos tres últimos derechos. Será la única manera de crear riqueza y de mantener las libertades que tanto ha costado conseguir.
Frente a la arbitrariedad, la defensa histórica de la ciudadanía ha consistido en asegurar la garantía de los derechos fundamentales sustrayéndolos de la política, esto es, de los poderes de la mayoría y del mercado: se trata de derechos inviolables, indisponibles e inalienables.
Los gobiernos van y vienen. La red resiste.