por Julio Alonso | Jun 11, 2015 | Consumo Digital, Móviles, Medios, Publicidad online
Hace tiempo que la industria de los medios digitales viene despertando ante la amenaza que suponen los bloqueadores de publicidad. La última gota ha sido el descubrimiento de que Apple incluirá funcionalidades de bloqueo de anuncios en iOS 9, la nueva versión del sistema operativo de sus iPhones, extendiendo irremediablemente el fenómeno a los móviles, uno de los pocos campos en los que aún su presencia no era significativa.
El papel de la publicidad en los medios online
Pero demos un paso atrás, ¿por qué es esto relevante? Tradicionalmente los medios se han financiado por tres vías: publicidad, venta de ejemplares o suscripciones y anuncios clasificados. En internet el modelo de negocio cambia sustancialmente y, sin entrar mucho en la cuestión, para la gran mayoría de medios la publicidad se ha convertido en la fuente principal o incluso única de ingresos.
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por Julio Alonso | May 9, 2013 | Consumo Digital, Marketing y Publicidad, Medios, Presencia en prensa

Esta semana la revista Anuncios lleva en portada una entrevista que me hizo hace unas semanas su director David Torrejón. La verdad es que estoy francamente contento con el resultado de la misma. Hablamos de publicidad online, de branded content, de medios, de real time bidding y de un montón de temas más. Da gusto cuando el que te entrevista sabe de lo que habla. También interesante el editorial que escribe David a propósito de la entrevista.
La entrevista no está disponible online, pero la tenéis en pdf. También la portada.
por Julio Alonso | Nov 26, 2012 | Consumo Digital, Marketing y consumidores, Marketing y Publicidad, Medios, Tecnología y Sociedad

Hay empresas que no ven las cosas, sencillamente porque no las quieren ver. Porque si reconocen que las ven, tienen que reconocer tantas otras cosas, tienen que cuestionar tanto lo que son y lo que han hecho estos años, que simplemente son incapaces de ver por puro bloqueo mental. Da toda la sensación de que Telecinco es una de ellas.
Telecinco lleva toda su andadura en España jugando con los límites de lo que es aceptable, simplemente con el objetivo de conseguir más audiencia, más share y más ingresos. Y con ese fin prácticamente todo vale. Y en algunas ocasiones han pisado la línea, o incluso la han traspasado ostensiblemente.
La Historia
Hace un año aproximadamente Telecinco gestionó rematadamente mal la crisis que supuso el denominado “Caso La Noria”. Pablo Herreros, periodista, experto en comunicación y conocido y respetado en el entorno de los medios online, lanzó una campaña para solicitar a los anunciantes que retirasen su publicidad de La Noria hasta que Telecinco rectificase su política de permitir que criminales o sus familiares se lucrasen cobrando por ir a sus programas. Pablo inició la protesta, pero esta recibió el apoyo de multitud de personas en internet, recabó 32.000 firmas en la plataforma de activismo online change.org y acabó con la retirada de la mayoría de los anunciantes del programa y finalmente del mismo programa.
La demanda
Cuando todo el mundo pensaba que el caso había terminado y casi todos se habían olvidado de él, resulta que Telecinco decide volver a sacarlo a la atención pública demandando a Pablo Herreros por, atención, amenazas a sus clientes los anunciantes. Big mistake, huge. Alguien debería proponer que el efecto Streisand pase a llamarse efecto Vasile. Bosco Martín Algarra explica en La Información mejor que nadie por qué esto es un tiro en el pie para Telecinco. Una decisión, que pase lo que pase, no puede acabar bien para Telecinco. En este momento la nueva petición en change.org de apoyo a Pablo para que los anunciantes retiren sus campañas de Telecinco hasta que esta retire su demanda, iniciada por Mario Tascón (que tampoco es precisamente alguien desconocido en el mundo online), lleva 150.000 firmantes en apenas unos de días. Casi cinco veces las que consiguió la acción anterior. Hasta gente que no estuvo de acuerdo con la protesta anterior apoya ahora esta.
Es un caso clarísimo de David contra Goliath. Goliath podría hasta aplastar a David, pero la batalla de la opinión pública la tiene perdida pase lo que pase. Si gana, porque habrá machacado a David en un combate claramente desigual en el que juega el papel del matón que pretende ni más ni menos que arruinarle la vida a Pablo (piden casi 4 millones de euros y 3 años de cárcel) y dar un escarmiento en su piel para que nadie más se atreva nunca a organizar una protesta contra Telecinco. Si pierde, porque se habrá demostrado que Pablo no ha hecho nada malo. Es más, es que lo que se haya hecho ni siquiera lo ha hecho Pablo. Él ha tenido la valentía de lanzar una iniciativa y poner su cara con total transparencia. Como él mismo cuenta no le ha reportado ningún beneficio y sí muchos dolores de cabeza. El movimiento que acabó con la retirada de los anunciantes tuvo impacto porque lo secundaron miles de personas. Personas que firmaron la petición, que la difundieron, que solicitaron a las marcas la retirada de la publicidad por todos sus canales de comunicación, muy especialmente por los online. ¿Nos va a demandar Telecinco a todos?
Enrique Dans mantiene que a Telecinco le da igual que la gente diga en Twitter o en Facebook que va a dejar de ver Telecinco, o que directamente la van a desintonizar de sus televisores. Para ellos la única audiencia válida es la que tiene audímetro en casa, la que determina los datos de audiencia que proporciona Kantar Media (antigua Sofres). Quizás alguien debería iniciar una campaña dirigida a los que tienen audímetro o conocen a alguien que lo tenga para que secunden el boicot a Telecinco.
La postura de los anunciantes
Pero más que la postura de Telecinco, que por lo que cuenta Enrique Dans tras una reunión directa con ellos, ni tienen intención de retirar la demanda, ni de cambiar su política de pago a criminales ni entienden por qué tanta gente se moviliza en defensa de Pablo y contra ellos, me interesa analizar la posición de los anunciantes, una vez más cogidos entre dos fuegos en una guerra que no es suya, pero en la que no tienen más remedio que posicionarse.
Durante la primera vuelta de este caso, me tocó hablar directamente con unas cuantas de las empresas involucradas. Algunas me pidieron consejo, otras me contaron su experiencia o sus motivaciones posteriormente. Ellos no eran responsables del contenido o las políticas de Telecinco. Ellos habían contratado la publicidad con anterioridad. Telecinco tiene una audiencia que es importante para muchos de ellos y a la que a menudo es difícil llegar por otros canales. Algunos tenían miedo de que si cedían en este caso, la presión para que cedieran en cualquier otro caso sería mucho mayor. Todo esto es cierto y es comprensible. Sin embargo, prácticamente todas retiraron su publicidad de La Noria. Y creo que hicieron bien.
Desde mi punto de vista es un problema de valores. ¿Cuáles son los valores de tu marca?. Si tu comunicación ya no va sólo de producto y precio, si quieres que tus consumidores aprecien los valores de tu marca, que se identifiquen con ella, que se hagan fans, que te quieran, también tienes que responder en estas ocasiones. Tienes que ser coherente. Si no, el resto de tu discurso carecerá de credibilidad alguna. ¿Apoyas a una cadena que paga a criminales? ¿Apoyas a una cadena que presenta una demanda claramente desproporcionada contra una persona y encima lo hace poniéndote a ti como excusa?
Es verdad que el target de audiencia de Telecinco es importante, incluso muy importante para muchos anunciantes. Es verdad que los anunciantes no participan ni en los contenidos de los programas, ni mucho menos en las decisiones de su directiva o de su departamento legal. Pero tienen influencia, y mucha. Y no ponen su publicidad en cualquier sitio. Hay muchos en los que no la ponen porque, aunque lleguen a la audiencia que les interesa tienen contenidos, valores o posicionamientos a los que no quieren asociar su marca. Desde mi punto de vista Telecinco empieza a ser uno de ellos.
Es más, si yo fuera uno de los anunciantes habituales de Telecinco estaría muy pero que muy enfadado con la cadena. La primera vez que los anunciantes se han visto en esta situación fue imprevista y generada desde internet. Esta vez la crisis la ha creado directa, premeditadamente (e incluso diría alevosamente) Telecinco. Ella ha puesto a sus anunciantes a los pies de los caballos con su brillante idea de demandar a Pablo. Lo comentaba el viernes en mi clase sobre blogs, influenciadores y twitter en el grupo del MIB de Barcelona. Yo hablaría con Telecinco y le pediría que retirase la demanda. Pero, además, le exigiría un descuento importante por el riesgo para mi marca que supone anunciarme en Telecinco. Es más, si fuera más radical, hasta pensaría en demandar a Telecinco por el perjuicio que está ocasionando a mi marca.
Puede ser que a Telecinco le interese fundamentalmente la audiencia televisiva no conectada a internet, que sigue ajena a este conflicto. Diría que no, vistos los esfuerzos de la cadena por hacerse con un espacio en el mercado online. Pero a los que seguro que la audiencia de internet sensibilizada con este tema no les es indiferente es a los anunciantes. No es de extrañar que el primero que ha anunciado que retira su publicidad de internet sea Trivago, un comparador de precios online. Aunque lo haya hecho con una nota algo confusa y en la que se presentan como víctimas y no como aliados de sus clientes.
A fin de cuentas, las marcas están en internet para estar más cerca de sus clientes. Para establecer canales de comunicación con ellos, que, no lo olvidemos, son bidireccionales. Para eso han construido su audiencia en medios sociales durante tanto tiempo. Esto es, no van sólo de que hablemos de lo que la marca propone, de sus productos o de lo último de Katty Perry. También van de que tus clientes hablen de las cosas que les preocupan. Y a una parte importante del público le preocupa este tema. Es una pregunta incómoda a la que la marca no tiene más remedio que contestar. ¿Te parece bien esto? Si no te parece bien, demuéstralo actuando. Si te parece bien, estupendo, no hagas nada. Pero yo como consumidor tuyo tomo nota. Y no me voy a creer tu discurso de valores. Y puede que cambie tu producto por el de otra marca que sí se identifica con mis valores. No es intentar ganarle un pulso a las marcas, no es intentar que hagan algo que no quieren hacer. Es saber cómo se posicionan.
¿Prefieres ser sensible a las peticiones de una parte relevante de tus clientes o defender a quién te está usando como escudo humano en su patético intento de evitar que nadie les critique o les lleve la contraria?
Para Sumarte a la petición | Petición en change.org
Actualización 28/11/12: Telecinco retiró ayer la demanda contra Pablo. Ha triunfado la sensatez.
por Julio Alonso | Sep 6, 2012 | Consumo Digital, Marketing y consumidores

Últimamente tengo la sensación de que nos desbordan los sistemas de notificación. Todo tipo de contenido, servicio o aparato con el que interactuo quiere no sólo que lo use, sino también poder recordarme que lo use si se me olvida, reclamar mi atención constantemente.
Primero fue el correo. Hace tiempo que desactivé todas las notificaciones de correo entrante en mis ordenadores. Luego las newsletters, las suscripciones. Posteriormente los RSS, que aunque los manejabas tú en un lector, también te imponían esa necesidad de estar al día, de leerlo todo, de poner el marcador de pendientes a cero.
Ahora siguen las aplicaciones web y móviles. Casi cualquier servicio al que te suscribas te pide añadirte a una lista de notificación y te envía recordatorios sin parar. Otros ni siquiera te los mandan, te los muestran en la propia aplicación como una cuenta de actividades pendientes que te hace pensar que eres un dejado y un sinvergüenza por no ponerla a cero como debe ser.
Estos días estoy usando un teléfono android. Me vale que me avise de los sms. Incluso de los whatsapp. ¿Pero de los mails? He tardado un día y algunas consultas en Google en encontrar la forma de desactivar las notificaciones sólo del correo.
Así todo. Sí, los recordatorios pueden estar bien, ser útiles. Es verdad que desde el punto de vista del servicio pueden ser una herramienta muy útil para asegurar la recurrencia en el uso del servicio. Pero, ¿no se están convirtiendo en un nuevo tipo de spam que pasaremos a filtrar con tecnología o con ceguera selectiva?
por Julio Alonso | Ene 17, 2012 | Consumo Digital
Como complemento al post anterior, creo que puede ser ilustrativo compartir cómo consumo información a diario. Posiblemente para muchos de los que leáis esto os resultará muy familiar y os veréis identificados, en parte o en todo. Pero creo que también puede haber muchos a los que le choquen ciertos aspectos. O que les sirva de contexto o ilustración. En absoluto creo que sea representativa de cómo obtiene información la media de la población actual. Pero sí puede serlo de por dónde van las tendencias.
A primera hora, antes de desayunar, paso una media hora revisando la información importante del día usando un ipad. Lo primero es una mirada rápida a la pantalla principal del correo para ver si hay alguna cosa urgente que requiera atención inmediata. No suelo abrir o contestar correos en esa pasada salvo que haya algo especialmente relevante. A continuación viene la prensa generalista y económica. Miro la portada de El País, Cinco Días, El Confidencial y Vox Populi. De esta pasada suelo saltar a 5 o 6 noticias en total. A veces más, a veces menos. Muchas veces con el texto de las portadas basta para estar informado a alto nivel de qué está pasando. Luego paso a la especializada y miro 233 grados. Le sigue la viñeta diaria de Manel Fondevila en Público. De ahí salto a Techmeme, el agregador por excelencia de medios tecnológicos en inglés. Esta lectura suele hacerme saltar a 5 o 6 artículos más. Y es una fuente importante de retweets cuando veo cosas interesantes que, habitualmente, todavía no se han comentado en mi timeline de twitter. De ahí salto a Menéame, que me permite seguir noticias de temáticas muy variadas, muchas de las cuales no salen en las portadas de los medios tradicionales. O salen en medios que yo no he repasado en mi lectura inicial. Si tengo algo más de tiempo miro Hacker News (noticias tecnológicas en inglés) y Mediagazer (como Techmeme, pero de medios).
Finalmente miro Twitter. Creo que Twitter es una herramienta magnífica para usarla como filtro social. El truco consiste en darte cuenta de que es un medio asimétrico, determinar a cuantas personas puedes seguir en función del tiempo que le quieras o puedas dedicar y emplear mucho tiempo en seleccionarlas bien en función del valor de sus comentarios y, sobretodo, de sus enlaces. Yo sigo a unos 150. Constantemente añado nuevas personas a mi lista de seguidos según voy descubriendo voces originales y que aportan en los temas que me interesan, y una vez cada mes o así, borro unos cuantos para volver a los 150 de referencia. Suelo borrar en función del nivel de señal/ruido, del nivel de repetición con el resto de mis fuentes en twitter y también a aquellos que tienen perfiles mudos. Con esto termino mi repaso matutino.
Durante el día suelo entrar en twitter unas cuantas veces, tanto en ratos muertos (taxis, esperas) como entre tareas. Es raro que entre en algún medio si no es siguiendo un enlace de twitter o alertado por alguna noticia de última hora. Si encuentro enlaces interesantes en Twitter que no puedo leer en ese momento, los marco como favoritos e intento volver a leerlos más tarde. Antes usaba Instapaper, pero marcaba cosas allí que luego no recuperaba para leer más tarde. Por la noche, aparte de twitter, si tengo algo de tiempo, suelo abrir Zite para buscar noticias especializadas que se me puedan haber pasado en los repasos anteriores.
Quizás a alguno le sorprenda que no mencione ningún lector de feeds. Confieso que hace ya algunos años que no los uso. Sigo leyendo muchos blogs, pero no llego a ellos por los feeds. Llego a ellos fundamentalmente por twitter, menéame y por enlaces desde otras publicaciones. Leo con mucha frecuencia Techcrunch o el blog de Enrique Dans, pero no tengo en mi rutina diaria ver sus feeds ni sus portadas.
Esta es mi rutina. Y creo que me mantiene mucho mejor informado de lo que estaba años atrás. ¿Cuál es la vuestra? ¿Qué me falta o qué me sobra?
por Julio Alonso | May 25, 2010 | Consumo Digital, Medios

En un entorno de medios masivos y de poca diversidad de los mismos, nuestros gustos tendían a converger. Esto hacía posibles posibles fenómenos como el record de cuota de audiencia del programa I Love Lucy en 1953, con un 71% decuota de pantalla. En la actualidad la diversidad de oferta de medios es increiblemente superior, y la dispersión de la audiencia también, para desdicha de anunciantes y agencias. Sin embargo, eso mismo es lo que permite que cada uno dedique su tiempo a informarse sobre las temáticas que más le interesan. Y así, nos encontramos que nuestros intereses son, en realidad, más heterogéneos de lo que se podía suponer. Que los medios masivos no tenían éxito porque los gustos del público fueran homogéneos, sino que estos lo eran porque sólo consumían medios masivos. Hay temáticas para todos los intereses y personas interesadas en todas las temáticas. Incluso muy interesadas y muy implicadas.
Como ejemplo de esto suelo usar las pastillas de jabón de los hoteles. Seguramente os habréis fijado que las de diversas marcas tienen en el envoltorio un número de atención al cliente. Un 900 o un 901. Yo siempre me había preguntado ¿quién llamará a ese número? ¿Y qué dirá? ¿Qué tipo de persona dedica una parte de su tiempo a llamar a ese número y a comunicar sus problemas, dudas o sugerencias sobre un producto tan mundano? Hace unos meses, en una reunión con el equipo de marketing de un anunciante, usé este ejemplo, y una de las personas participantes en la reunión comentó que ella había llamado a ese teléfono. Nos contó que había notado que la fórmula del jabón había cambiado y que ahora resecaba las manos más que antes. Todos somos frikis de algo.
Ahí fuera hay gente que tiene un nivel de implicación hasta emocional con nuestra marca o con nuestro producto muy superior a lo que nos podemos imaginar. Esos frikis de nuestros productos son sus mayores críticos, pero también sus mayores defensores. Es importante que nos comuniquemos con ellos, que les hagamos llegar la información sobre nuestros productos, que les demos las herramientas, el argumentario, para que se puedan convertir en defensores espontáneos de nuestra marca. Y puedan llegar dónde nosotros no llegamos ni llegaremos nunca.