Gawker, el Washington Post y el fin del periodismo

Estoy de vacaciones, pero este asunto me parece lo suficientemente interesante para comentarlo en el blog. En la blogosfera americana se ha levantado un muy interesante debate sobre las relaciones entre medios tradicionales y blogs a propósito de un artículo del Washington Post y un post de Gawker. Ira Shapira, un periodista de la sección local del Washington Post, escribió a principios de julio un artículo sobre una chica de Washington que ejercía de “consultora generacional”. Gawker recogió la historia y la republicó enlazándola. Según cuenta el propio Shaphira, cuando vio que Gawker le había enlazado su primera reacción fue que le encantó. Tanto como para mandarle un mail a su jefe comentándoselo. A lo que este respondió con un “Te han robado tu historia. ¿Dónde está tu indignación?”. A partir de ahí fue dándole vueltas y cada vez se fue enfadando más.

En el artículo que escribió ayer en el Washington Post, titulado El fin del periodismo: edición Gawker, cuenta que para escribir el artículo de 1.500 palabras dedicó aproximadamente dos días de trabajo (asistiendo a una conferencia y entrevistando a la persona por teléfono). Cuenta también que Hamilton Nolan, el blogger que escribió el post de Gawker, citó ocho párrafos de su artículo y escribió su post en hora u hora y media. Reconoce que el post de Gawker enlaza la fuente y le envía tráfico, de hecho cuenta que es la segunda fuente de tráfico del artículo tras Slate, pero opina que no es suficiente. Y termina comentando sobre las dificultades del periodismo, sobre que Gawker no ha compartido sus ingresos publicitarios provenientes de dicho post con el Washington Post y como todo esto está muy mal.

La respuesta de la blogosfera anglosajona no se ha hecho esperar. Mathew Ingram le responde que Gawker enlaza a la fuente tres veces en el post y la cita por su nombre pero que esto no parece suficiente. En Nieman Journalism Lab hacen un resumen de los datos: cuántas palabras tenía cada artículo, cuántas coinciden, el impacto en menciones y en posición en Google… y añaden que la mayor parte de las citas de Gawker son las declaraciones literales de la entrevistada. ¿A quién pertenecen dichas declaraciones?

Stowe Bold cuestiona que el tiempo que lleve preparar un artículo sea la métrica a usar. Y apunta a que Shapira se deja fuera de la ecuación que Gawker es una publicación con una marca conocida y que, aunque el Washington Post es claramente una institución periodística, el mayor éxito hasta la fecha de Shapira es precisamente este asunto con Gawker. Añade que internet puede ser un juego que no sume cero. El post de Gawker no reduce el valor del artículo del Post, sino que lo aumenta. Desde el punto de vista de un lector añaden valor los enlaces, referencias y referencias cruzadas que crea, las críticas y los puntos en los que está de acuerdo. Osea, que no se trata de destruir valor, sino de quién tiene derecho de apropiarse de una historia y extraer valor económico de ella. Bold apunta que lo realmente interesante no es cuánto tiempo se usó en crear la noticia o quién consigue cuantos ingresos publicitarios, sino la multitud de posts, comentarios y twits sobre este tema de gente a quien no pagan ni tiene ingresos publicitarios.

En Common Sense Journalism apuntan que lo que debería preocupar a Shaphira y al Washington Post es que más de 10.000 personas decidieron leer la versión de Gawker y no el artículo original. Y se preguntan si no será que la audiencia no quiere leer 1.500 palabras de una historia como esta y prefiere leer un resumen como el de Gawker porque tiene otras cosas más interesantes que hacer con su vida.

Por último Steven Hodson argumenta que lo que está matando a los periódicos no son los bloggers, sino un modelo de negocio muy pesado en producción y en costes de gestión. Añade también que el Post no es dueño de la historia. Todo lo más será dueño de una forma de contarla y de distribuirla, pero no de la noticia en sí o de cómo la gente puede acceder a ella.

Obviamente, yo creo que la historia de Gawker añade valor a la audiencia en general. Y, si bien aprovecha el trabajo del Shapira, lo compensa con los enlaces, con el tráfico y con el posicionamiento en Google. Y si bien en este caso el origen de la noticia es un medio tradicional, en otros casos el origen es un blog y no siempre los medios tradicionales son tan escrupulosos como los blogs en citar y sobretodo enlazar la fuente. Y comparto la gran mayoría de los argumentos de los bloggers americanos, empezando por el de la estructura de costes.

Todo este debate es muy interesante y muy actual porque, visto como está el patio en los medios tradicionales, no faltarán intentos de perseguir o incluso de criminalizar la agregación y el enlazado de noticias, incluso a veces confundiendo hechos con deseos.

Vía | Techmeme

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