En Estados Unidos se utiliza la expresión framing para referirse a la práctica política de usar el lenguaje para encasillar el debate en torno a una cuestión en términos favorables al que propone el término. Un ejemplo de esta práctica sería el término Tax relief para rebajas de impuestos. Tax relief (“alivio impositivo” en una traducción aproximada) implica que los impuestos están suponiendo una carga casi imposible de sostener por parte de los ciudadanos. Y hace que sea difícil políticamente oponerse a una medida que supone un “alivio” para los ciudadanos.
En el debate sobre creación de contenidos, internet y derechos de autor, los defensores de las industrias culturales del Siglo pasado están deliberadamente aplicando estas técnicas, intentando llevarnos a un debate entre creadores y piratas. Dónde ellos son los creadores de contenidos que generan cultura, puestos de trabajo y bienestar, y el bando opuesto son unos piratas que roban contenidos de terceros, destruyen la cultura y no generan nada bueno. Obviamente es un intento muy burdo por desviar la atención del debate, pero en cierta medida lo están consiguiendo con la colaboración, a veces por ignorancia o desidia y otras por interés, de los medios tradicionales.
Y en realidad estamos hablando de que en el nuevo entorno la creación de contenidos, de cultura, no se limita a unas élites cooptadas, sino que al haber derribado la tecnología muchas barreras de entrada, pueden participar un número muchísimo más alto de personas. Además, se intenta ocultar el hecho de que toda creatividad es creatividad derivada, que se nutre de las creaciones anteriores y alimenta las posteriores. Las industrias culturales del siglo pasado han bebido de las fuentes anteriores a ellas para inspirar prácticamente todos sus productos culturales, pero ahora se resisten con uñas y dientes a que los creadores del siglo XXI uses sus obras como fuentes. Quieren, además, como neoluditas que son, parar o reducir al mínimo los cambios tecnológicos que han puesto en cuestión sus modelos de negocio y pretenden ser los únicos con licencia para crear y, sobretodo, para vivir ad infinitum de las rentas de sus creaciones del pasado.
No nos dejemos manipular por el lenguaje, démosle a las cosas el nombre que en realidad tienen. No es un debate entre creadores y piratas. Es un debate entre los nuevos creadores y los neoluditas rentistas de la propiedad intelectual del siglo pasado.