Interesante artículo de Paul Kennedy, autor de Auge y Caída de los Grandes Imperios, en Clarín sobre la creciente divergencia entre países ricos y países pobres. Viene a decir que mientras las economías avanzadas se recuperan y los consumidores vuelven a lanzarse al consumo indiscriminado (él habla de Estados Unidos, pero no hay más que ver la emoción con la que cogen algunos las rebajas), los países pobres son más pobres que hace diez años. Y nosotros sin hacer nada y centrados en gastar por capricho.
Es algo que no nos paramos a pensar día a día, igual que miramos para otro lado cuando vemos a alguien pidiendo en la calle (y lo racionalizamos de la manera que sea). No se trata de dejar de comprar o de participar en la economía de mercado. Más bien de buscar formas de acompasar eso con ayudar (por poco que sea) a paliar la situación en los paises sub-desarrollados.
La idea que plantea de auto-establecerse un diezmo de contribuciones benéficas sobre las propias compras de consumo injustificado me parece interesante e innovadora. No sé si caso a caso como sugiere él o en cómputo global. Puedes ir haciendo aportaciones a la ONG que más te convenza según te compras el último gadget: 300 euros por el gadget, donación de 30 euros. O también, si eres socio de alguna ONG, establecerte tu contribución anual como una primera cuota a ir compensando, y si excedes de ella, hacer aportaciones adicionales.
¿Alguien más lo considera interesante? [Vía Periodista Digital]
En el país de este individuo llevan más de cincuenta años aplicando este tipo de políticas y lo único que han conseguido es pasar de ser uno de los países más ricos a un posible beneficiario de estos diezmos